IES Rey Pastor (Madrid) - 1r de Batxillerat
El Prado sólo para nosotros
Documental - Plans d’exploració, documentació i recerca (documental)
Hemos entrado en el museo del Prado a las 8:00h, teniendo la oportunidad de ver cómo abren el candado de la puerta de Jerónimos. Ha sido emocionante sentir que el museo se abría sólo para nosotros. Ya dentro del museo, mientras esperábamos en el hall, nos ha sorprendido el equipo de la brigada de montaje trasladando cuatro obras de Velázquez; estaban desmontando la exposición temporal del Bicentenario.
Ha sido una grata sorpresa, algo inesperado pero muy interesante de ver: grandes obras trasladándose por los pasillos en carritos de ruedas. Después, la coordinadora de limpieza del Prado –Maria José Vargas– y la responsable de la empresa de limpieza –Dolores (Loli)–, nos han explicado qué cuadros, esculturas y salas se limpian a diario en tan solo cuatro horas. Nos ha llamado mucho la atención la complejidad de la maquinaria que se utiliza y el coste elevado de todos los productos de limpieza. Nos ha dado la sensación de que hacen un trabajo enorme en muy poco tiempo.
Después nos han hablado sobre los diferentes equipos de seguridad que trabajan en el Prado: la policía nacional (que está presentes en todas las aperturas y cierres del museo), la empresa Prosegur y los vigilantes de las salas. De todas estas personas hemos aprendido que también realizan un papel importante dentro del Museo, ya que ellos al final son los que se ocupan de cuidar y proteger todas las obras de arte y a todas las personas del museo y visitantes. Nos parece curiosa la forma de distinguir los diferentes cargos, en orden jerárquico, del personal de vigilancia: a través del color de sus corbatas.
Durante el recorrido de la visita, hemos visto cómo el equipo de brigada se encargaba de montar y desmontar cuadros en la sala de Las Meninas. Allí hemos podido hablar con Marta Hernández, responsable de montaje de la Colección Permanente. Posteriormente hemos tenido la oportunidad de conocer a uno de los dos pintores que trabajan en el museo: Juan. Ha sido muy amable al dedicarnos su tiempo para contarnos cosas de su oficio, ya que en ese momento estaba haciendo un arreglo. Gracias a él sabemos que los pintores no solo se ocupan de pintar las paredes del museo, sino de muchas más tareas.
Después hemos tenido la suerte de conocer a la persona que en estos momentos lleva más años trabajando en el museo: María Jesús Rodríguez, vigilante de seguridad. Ha dedicado 44 años de su vida profesional al Prado. Comenzó atendiendo la cafetería y posteriormente se incorporó a la seguridad de las salas. Nos ha contado la evolución del museo y muchos de los cambios que ha sufrido, como el hecho de que las mujeres, (por el hecho de serlo), no podían trabajar como vigilantes de sala. Conocerla ha sido una suerte y nos ha ilusionado, porque nos ha revelado qué es el Prado para ella y cómo lo vive: el museo es su casa, es su vida. Cuando nos ha hablado sobre su experiencia con el público hemos comprendido su trabajo desde otra perspectiva.
Hacia las 9:30h nos hemos dirigido a la sala del Bosco: allí hemos disfrutado de la compañía de grandes obras en completo silencio y en un ambiente íntimo y privado. Nos hemos sentido privilegiados.
Al final de la visita nos ha atendido Noelia Ibáñez, responsable de atención al público. Nos ha contado la gran diversidad de personas que pasan por el Prado, que la media de edad de los visitantes es de 35 años, los diferentes grupos que lo visitan (escolares, extranjeros, personas de negocios, jubilados, estudiosos, etc.). Nos ha ayudado a entender mejor el funcionamiento del Prado con respecto al público.
Durante todo el recorrido hemos grabado diferentes sonidos del Prado cerrado (las salas silenciosas sin público, el movimiento de los trabajadores, los sonidos de herramientas y maquinaria, la apertura de las puertas y la entrada del público al inicio del día). Ha sido emocionante poder percibir la vida del museo a través de sus sonidos. Todo esto ha sido una gran experiencia para nosotros ya que hemos podido oir, sentir y apreciar el museo de una manera diferente. Hemos visto las diferencias entre el Museo lleno de gente y otro más silencioso, más tranquilo. Contrastes hermosos que crean un espacio de múltiples caras. El Prado es mucho más que un museo, es más de la idea que nos venía a la mente cuando pensábamos en él.